¿Te sientes vulnerado en tu trabajo, pero no te atreves a renunciar por miedo a perder tus indemnizaciones? Existe una herramienta legal que te protege: el despido indirecto, también conocido como autodespido. En este artículo, te explicamos en qué consiste, cuándo puedes aplicarlo y cómo defender tus derechos.

El autodespido es el derecho que tiene un trabajador a poner fin a su contrato de trabajo culpando al empleador por incumplimientos graves. En este caso, no se considera una renuncia -dado que en ella no proceden las indemnizaciones-, sino un despido con derecho a indemnización, siempre que el tribunal lo apruebe.

Ejemplo común: si no te pagan el sueldo a tiempo, si sufres acoso laboral o si te cambian condiciones esenciales del contrato sin tu consentimiento, puedes recurrir al autodespido.

¿Cuáles son las causales legales para aplicar el autodespido? Según el artículo 160 N° 7 del Código del Trabajo, puedes recurrir al autodespido cuando el empleador incurre en:

• Falta de pago de remuneraciones o cotizaciones previsionales
• Modificación unilateral de funciones o condiciones laborales
• Acoso sexual o laboral grave
• Actos que afecten gravemente tu salud, dignidad o integridad
• Incumplimientos graves del contrato de trabajo

¡Importante! No es necesario acumular años de trabajo para ejercer este derecho.

¿Qué indemnizaciones puedo recibir por autodespido? Si el tribunal acepta que fue justificado, puedes recibir:

• Indemnización por años de servicio
• Sustitutiva del aviso previo
• Recargo legal del 30%, 50% u 80%, igual que en el despido injustificado.

¿Qué plazo tengo para demandar por autodespido? Tienes 60 días hábiles desde que comunicas el término del contrato. Si haces un reclamo previo ante la Inspección del Trabajo, el plazo se amplía a 90 días hábiles.

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